Anunciamos (anuncio, más bien y por ahora) la exclusividad en poesía que me apremia. No olviden tener en cuenta la cronología, la edad y los tópicos derivados del principio.
Aunque mi orgullo son las actuales, la evolución también marca.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Primer epílogo.

Malditas horas en malditos momentos
que no han querido esperar al final del cuento
versos encendidos sin remedio
sobre cómo tu cabeza les jodió el vuelo.

Ansía,
desgrana,
desespera,
incomprensible la jugada
de no morirme por tus bragas.
Cuando todo el mundo dice ser diferente,
es error común que al que lo sea realmente
se le juzgue igual que al resto de la gente...
Igual.
Absurda palabra que jamás debió ser inventada...
Y aún así no te crees equivocada,
no lo crees pero sabes que la gente muere por tu boca,
la misma que cuando te da por pensar destroza,
que no supo arrasar los restos
de la elegía que ansía ser soneto,
libre de la mierda de un poeta
que todavía no está muerto
porque sigue necesitando escribir
para olvidarse de sus lamentos.

Se levanta ahora envenenada
la confianza entre harapos demacrada,
tambaleante porque la humanidad no es nada
apaleada por un pasado que se ríe a carcajadas
que borracho dejó al presente sin mañana
en la que no se arrepienta de resaca.

Me quedo con la idea de que es lo que eres,
humanidad, pasado y nada.
Deshechos en forma de enseñanza,
un escarmiento crónica de una historia negra.
Hoy he quemado el último papel para olvidarte,
con la misma cerilla que prendió las medias que olvidaste
metáfora de que no pudiste controlarme.

Hoy he visto a mi cordura derribando la cariátide,
que mi locura levantó en septiembre.