Anunciamos (anuncio, más bien y por ahora) la exclusividad en poesía que me apremia. No olviden tener en cuenta la cronología, la edad y los tópicos derivados del principio.
Aunque mi orgullo son las actuales, la evolución también marca.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Cuento a mis despedidas

He vuelto a sucumbir
a mis peores resacas,
amanecer viendo que no
anochecer pensando que ojalá.

Qué pequeño parece ahora
omo un niño, el valor,
en su regazo se enrosca
bajo su lluvia se pregunta
si merecerá la pena.

Despierta y abre los armarios,
tuerce un poco cada cuadro
aspira y sabe que no es malo
echa el humo y sonríe.
Son las once menos cuarto.

Escupe en el hueco del ascensor,
en su cabeza,
se ríe de un calvo por ser calvo
y si está gordo, mejor.

Sólo él mira hacia arriba
justo dónde empieza el cielo,
le pierden los atardeceres gigantes
de arenisca y pegamento.

Por allí dormida,
una historia fría.
Andrajosa y malherida,
orgullosa de su nunca pleitesía.
Sigue levantando la mirada
para ver como la juzgan
la compadecen o la obvían.

Entre todos, nuestro héroe,
con guantes de mendigo
y nervios de alambre.

Lo sabe,
ahí esta su frase,
su momento,
su verso,
su solo de bajo en un concierto...

Me arrepiento,
sucederá mil veces
seguiré pensando qué lo siento.

martes, 9 de diciembre de 2014

Pequeño, en verso.

He escupido en mis deidades,
estas noches me siento bastante inestable
penetrante en mis retales
ahora intertes y destartalables.

Te he extrañado sin probarte,
embriagado me percato
y todo resulta tan loable...
sin embargo y como siempre
he pecado de cobarde
de lastimero y desobediente,
de tus huesos un cofrade
usualmente de penitencia libre y
sin apenas humillarse.

En mi lista ya no esperan
las ganas de tachar primaveras,
si es el último uso de razón que me queda,
releerme estas letras,
que nunca creí,
recordadme.
Aunque siempre fue mentira.

Me desquiciaré si no me duele
y me destruiré si no aparece,
si es por mi hastío juro
qué jamás volveré a creerme.

Un contrato en verso queda
contra mis incoherentes adicciones
al esquive de la brega,
al no hablar cuando la lluvia ruega
o a soltar los abrazos cuando llegan.
Por todo que volveré a liarla,
por todo que será por no hacer nada.