Anunciamos (anuncio, más bien y por ahora) la exclusividad en poesía que me apremia. No olviden tener en cuenta la cronología, la edad y los tópicos derivados del principio.
Aunque mi orgullo son las actuales, la evolución también marca.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Cuento a mis despedidas

He vuelto a sucumbir
a mis peores resacas,
amanecer viendo que no
anochecer pensando que ojalá.

Qué pequeño parece ahora
omo un niño, el valor,
en su regazo se enrosca
bajo su lluvia se pregunta
si merecerá la pena.

Despierta y abre los armarios,
tuerce un poco cada cuadro
aspira y sabe que no es malo
echa el humo y sonríe.
Son las once menos cuarto.

Escupe en el hueco del ascensor,
en su cabeza,
se ríe de un calvo por ser calvo
y si está gordo, mejor.

Sólo él mira hacia arriba
justo dónde empieza el cielo,
le pierden los atardeceres gigantes
de arenisca y pegamento.

Por allí dormida,
una historia fría.
Andrajosa y malherida,
orgullosa de su nunca pleitesía.
Sigue levantando la mirada
para ver como la juzgan
la compadecen o la obvían.

Entre todos, nuestro héroe,
con guantes de mendigo
y nervios de alambre.

Lo sabe,
ahí esta su frase,
su momento,
su verso,
su solo de bajo en un concierto...

Me arrepiento,
sucederá mil veces
seguiré pensando qué lo siento.

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