Yo, que apalabré con tinta mis destrozos
soy el renegado en tu memoria,
yo, que mientras besas te enseñé a cerrar los ojos
tengo que ausentarme en la historia.
Pequeña y sola
bajo una nube de versos caducos,
aún busca cobijo desde que murió Lorca.
Se anima perezosa si no ve a la luna sola
y al ver poetas bajo el sol, llora.
Me ametrallan las ideas y
como siempre, ella
recurrente y ambiciosa.
Taladrante y cómoda
si mi cabeza pernocta.
En relatos malpensados
la idea de que sea toma forma
pasa la noche y ya no es cierto,
como una cerveza sin gas por la mañana.
Cada vez me escribe menos,
aunque la pienso para que vuelva
si no puede mi ingenio
mi insomnio nos traiciona.
Y que remedio,
pactado con mi ego a fuego
el plasmarte en papel sin miedo,
dejar que me hagas diferente al resto.
Huída entre mis planes
pendiente de sensibilidades
adicta a mis momentos más enfermos
y a mis más eternas colguedades.
Me deja soñar
si lo he vivido primero,
dejarme expresar
y que sea un poco menos feo.
Sonrío si se va
sólo por haberla visto despertar.
Poesía eres en metáfora,
poesía serás en realidad.