Promesa cumplida.

Seguiré llevando mi estupidez por bandera
aunque me cueste por ello perder la cabeza
filosofía de cuerdos,
locos ante la vista de los presos
de un sistema estandarizado
dónde salirse de la línea nunca es ejemplo.

Reposa sin embargo su pelo,
meciéndose entre lo común
y lo que escrito, se hace eterno,
esclava de recuerdos lastimeros,
renegada de estereotipos modernos.
Virtudes sucumbidas a defectos,
que otros clavaron en su cielo,
de alguien que no vale más que todo esto,
porque no hay cojones a ponerle precio.

Y es que tiemblan las aceras
cuando muerde en el cuello,
mas la primavera se pudre en inviernos,
cuando la cautivan los lamentos.

Muere el blanco de sus ojos,
en el negro de un futuro que no es cierto,
en un presente que no entiendo,
en un pasado que al nombrarlo
nadie se atreve a creerlo

Se perderán entre la niebla sus caderas,
en busca de un "lo siento"
que no merecía la pena.
Supongo que desde aquí
se ven las cosas de otra manera,
supongo que solo yo veo lo bueno
y que a ella se lo tapa toda esta mierda.
Supongo que esto no es más que palabrería
de un poeta juzgado por sus pifias
que a los perros me eche,
hecho trizas,
que yo dejé mi promesa cumplida.

Silent Hill

No es novedad que el mundo me asquea,
quizá sí que las ganas de vomitar,
afloren de verdad
cuando mis pies tocan la tierra.

Será que hoy me he levantado cuerdo,
que no tenía que preocuparme de una resaca
y han sido mis ideas
las que han taladrado mis entrañas.

Idiotas, ineptos y descontentos
se agolpan a quejarse de su cuerpo,
envuelto en la vida
que ellos mismos eligieron.

Mientras, los muertos se retuercen recelosos
de compartir historia con un rebaño de paletos
que no saben diferenciar entre amor y celo,
que no saben siquiera llorar leyendo.

Hoy me he perdido entre la mala ostia
que crece en los cimientos de las horas,
no muertas,
sino a sí mismas aniquiladas
ante la sanguinolienta carnicería de chorradas
que son capaces de soltar a carcajadas
arremetiendo incesantes a brutal carrera
por verse después arrodillados ante una bandera.

Hoy escribo para demostrarme que yo sé,
para compadecerme de los que no pudieron aprender,
para ensañarme con los que no quisieron saber
que se pudran si no lo están ya haciendo
ante una existencia tan banal
que ni siquiera de recordar,
son capaces ellos.

Faltaba que rimar

Pedían mis labios,

Los que añoraban tu cuello

Mordiscos envueltos

en el reflejo de tu pelo,

Que para cuando rondaban hojas secas

Nos escondíamos entre la nieve de un febrero

Que enfriaba mis ideas

cuando las calentaba tu cuerpo

Que tejía sabanas

de sudor en el fuego

Del crepitar del colchón

donde yacíamos muertos,

De lo querido a lo temido

pasando por lo sórdido,

Pues temíamos el final

de este largo invierno…

Quien me iba a decir

que no cubrirías mi mechero

Cuando en los fríos parques

preparásemos un vuelo

Y sí, lo sabía

que de aquello lo real era mentira

Que cuando volviera campanilla

Jodería el imaginario mundo

Donde de los ojos te escondía.

Que le voy a hacer si apague mi conciencia

En los sucios ceniceros de algún bar

Donde el suelo huele a cerveza

Y al anochecer todavía te dejan fumar.

Ahora pierdo mis horas en esperas

Que jamás terminan de esperar.

Las palabras que ahora riman

Resquebrajan mis dientes al rechinar

Cuando no es el filtro de un cigarro

El que entre ellos intenta deslizar.

Y que le hago si cuando se llena el cenicero

Siempre tengo al lado un puto vaso,

Con el fondo lleno de cerveza

Hirviendo al compás

de la sangre de mis venas,

Que crepita hacia mis amarillentos dedos

Cuando me agarro un nuevo ciego.

Ciego para olvidar

que me acuerdo de cada susurrar

De tus versos entre cielos

por los que echo de menos pasear

Pero como guerrero fui,

como guerrero vuelvo a caminar

Entre los restos de las dunas

De lo que fue nuestro  oasis particular

Que cuando entre tus labios y los míos

Faltara que rimar,

Sabía que yo sería el más jodido

Y tú la que me jodería más.

Qué jodida eres Luna

Qué jodida es la Luna,

Que entre necios se digna a pasear,

Con la tez plata

Y los ojos de dulzura

Que de verdes

se atreven a calificar.

Que jodida es la Luna,

Que me llama para maullar,

Entre los tejados me cuenta sus penas

de los idiotas que la dejaron escapar.

Que jodida es la Luna,

Que hay veces que no se atreve a brillar,

Y aunque la asusten un puñado de estrellas,

Sabe que el perro más verde,

no la deja de mirar.

Que jodida es la Luna,

Que jamás se ha dejado acariciar,

Cuando las letras en forma de pecas,

Narran el cuento de su ansiada libertad.

Que jodida eres Luna,

Que sabes que mañana tengo que madrugar

Que podría escribir mil y una rimas,

De que nunca te voy a abandonar,

Pero lo dicho, ya dicho está.

Así que qué te jodan Luna,

Que todavía muchas noches

te voy a tener que aguantar.

Para la jodida Luna, del jodido perro más verde.

Se acumula el alquitrán en mi garganta

Al no sentir que aprietan tus dientes en mi boca

Siempre jodiendo el cuento al final de cada estrofa

Cuando no contestan a mis versos palabras

Que me digan que quizá esto no ha acabado

Que a lo mejor las ostias se llevan mejor a tu lado.

Cuando son los negros cuervos y no las alegres mariposas

Deseas acabar rápido con una bala de plata

Pero no nos quedan chinas que quemar

Ni tristes pétalos que poder picar,

Te jodes y aguantas

La putada que te ha tocado aguantar

Puede que no entienda de lo que llamáis amor,

Solo sé que son muchos y a cada cual peor,

Desde el que acaba muriendo

Al que lo narra la voz de un cantautor,

Será que 500 noches no son suficientes

Y que 19 días se quedan cortos esperando el poniente.

Puede que el hijo de la Inés si entendiera de colores,

Y que por ella si hubiera hecho un piano  con sus dientes,

Pero que sepas que ayer soñé que me mecía en la goma de tus bragas

Mientras acordes de rock se mezclaban en las sábanas de tu cama.

A mi musa tras la barra

Busco por las calles

bares que me ofrezcan algo mejor

que la fría plaza que da vida

al candil de un solitario farol.

cruzas la calle y te asaltan las dudas

de mil ofertas de música y alcohol,

eliges el garito y entras

dejando fuera el mal humor.

frontera de paso que a un paso deja,

tus ojos del gris que aún sin color

alumbra las peores noches de invierno

de mis labios que buscan el calor.

Agoto mis horas tan rápido que vuelan

los chupitos de pacharán buscando tu vereda.

no me sirven otros genios de los “Charros”

que no me sonrían como ella.

da igual kalimotxo que cerveza

lo que me embriaga es su melena,

quiera el azar que nos volvamos a encontrar

fuera de esa frontera que es la barra de un bar.

Descansa este poema y en su lápida,

rezan los versos más triste de esta historia:

“A la musa que en mis sueños se la suda

 de qué lado queden los besos de la barra.”

Odio

Nace de la crudeza del conocer

Del simple hecho del saber,

Como su antagonista,

Aparece de un día para otro

Necesariamente, sin querer.

Cristaliza la sangre a bajo cero,

Las marcas de uñas ensangrentan tu cielo,

Al clavarlas con ira en tu puño

Que intenta guardarlo en secreto.

El asco hecho cieno

Pudriendo con bilis tus huesos

Masacrando todo lo que fue bueno

Que recuerdas que pareció ser bueno.

Escupes los restos

Del rechinar de dientes molestos

Ante el mero hecho de verla entre sus besos,

Eres la víctima de metralla de un mal mayor,

Mirando a quiénes tiñen sus vidas

Del amarillo que colorea las sienes

De cadáveres pudriéndose al sol.

Esperas su final saboreando

La sangre que rebosa de tus labios,

Mordiéndolos como ella hacía cada día

Mientras veías rendirse al Sol.

Sonríes y cojeando das la espalda

A esos ingratos que entre abrazos gastan

Sus vidas al son de mierda hecha poesía,

La mierda que antes fumabas a dulces bocanadas,

Mientras ahora te saben a alquitrán

Perdiste de nuevo, una vez más.

Juega, gana, sigue jugando, pierde

Y vuelta a empezar,

Escribe lo que vives,

Mételo con una rima y échalo a volar

Espera a que llegue, donde tiene que llegar.