Anunciamos (anuncio, más bien y por ahora) la exclusividad en poesía que me apremia. No olviden tener en cuenta la cronología, la edad y los tópicos derivados del principio.
Aunque mi orgullo son las actuales, la evolución también marca.

jueves, 9 de agosto de 2012

Silent Hill

No es novedad que el mundo me asquea,
quizá sí que las ganas de vomitar,
afloren de verdad
cuando mis pies tocan la tierra.

Será que hoy me he levantado cuerdo,
que no tenía que preocuparme de una resaca
y han sido mis ideas
las que han taladrado mis entrañas.

Idiotas, ineptos y descontentos
se agolpan a quejarse de su cuerpo,
envuelto en la vida
que ellos mismos eligieron.

Mientras, los muertos se retuercen recelosos
de compartir historia con un rebaño de paletos
que no saben diferenciar entre amor y celo,
que no saben siquiera llorar leyendo.

Hoy me he perdido entre la mala ostia
que crece en los cimientos de las horas,
no muertas,
sino a sí mismas aniquiladas
ante la sanguinolienta carnicería de chorradas
que son capaces de soltar a carcajadas
arremetiendo incesantes a brutal carrera
por verse después arrodillados ante una bandera.

Hoy escribo para demostrarme que yo sé,
para compadecerme de los que no pudieron aprender,
para ensañarme con los que no quisieron saber
que se pudran si no lo están ya haciendo
ante una existencia tan banal
que ni siquiera de recordar,
son capaces ellos.

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