Si no sabes sonréir,
si nunca supiste.
Si al blandir el ristre
se pudrieron en gris
los matices del almizlcle.
Un amago de risa ensimismada,
incesante aliento del poeta
que a ciego tiento y sin talento
no fue jamás dueño de nada.
Y he ahí la virtud
la puta incoherencia del tiempo,
lo mismo que me movió a serlo
redirigiome a tratar de ser eterno.
Siendo más y menos a la vez,
como la hierba en boca del burgués.
antonomasia de justicia y de bandera
con el sutil encanto del perder,
ese que me pierde y reverbera,
que mantiene digno el no crecer.
No verán lo que yo vi
nunca,
ni lo hicieron ni lo harán,
como la muerte en tiros en la nuca.
punzante, aguda y cruda.
Y más humana que el comer.
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