Anunciamos (anuncio, más bien y por ahora) la exclusividad en poesía que me apremia. No olviden tener en cuenta la cronología, la edad y los tópicos derivados del principio.
Aunque mi orgullo son las actuales, la evolución también marca.

jueves, 24 de febrero de 2011

Hablando con la Luna

Salgo a la calle teñida de plata
la Luna en el cielo comienza su velada
contarle sus penas a las farolas
y quejarse que de brillo de estrellas
no está su piel esmaltada.

-Será puta... -Susurro para mí.
¿No ve que al Sol no dejan venir?
¿Por qué no espera al amanecer?
Para que él vuelva a salir...

Luna mira al suelo
con orgullo de poder alzar el vuelo,
que sí, ya se que yo no puedo,
pero desde aquí te desafío a un duelo.

-¿Y no crees tú chaval,
que si una Luna tan perfecta
tuviera una luz que le haga sombra,
tú y todos los poetas
os quedaríais sin inspiración para vuestras letras?

-Tal vez así sea dama de plata
pero ¿no ve que si usted y el Sol se besan
tendremos tinta para mil poemas?
Ande recoja sus estrellas
y vaya a esperarle a la mañana.

Me siento en la hierba y espero,
mientras la Luna se acuerda de mil eneros
fríos desde el último al primero...
Suspira y cierra los ojos
volviendo a abrirlos con esfuerzo
que las lágrimas siempre duelen,
incluso a lo más bonito del cielo.
Luna se para y me mira:
-¿Y a ti qué te importa
maldito proyecto en potencia de locura?
-Ay Luna si tu supieras...
serás única en la noche
y la única rodeada por estrellas
pero hoy cuando paré a mirarte
iba a verla ella,
que no necesita estrellas
pues sus ojos deslumbran a cualquiera.
No tendrá reflejo en los riachuelos
pero que daría yo
por que sus estrellas fueran tu espejo...
Su piel de cuarzo,
teñida de Luna...
El pelo azabache,
de plata escarchado...
Sus labios de pétalo,
a los míos anhelando,
mientras susurran estos versos
a su final llegando.

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