Bilbo, más que una ciudad I

Seis horas de viaje

y una amenaza constante.

Mochila y saco, no más equipaje

pensando que diría mi madre

huir dejando una triste nota

sin sitio, fecha, ni hora...

Una estación de autobuses,

una base de operaciones,

una amable trabajadora del metro,

preguntando por nuestro... ¿Alojamiento?

Primer contacto con las gentes,

un palestino refugiado sin refugio,

a escasos metros de una catedral hecha de chapa

como quien construye una chabola de lujo.

Perdernos entre las luces de la ría,

parada técnica y a seguir la travesía,

"To arte" me parece que decía,

por aquél paseo de la ciudad desconocida.

¿Un perro de flores y un barco de cristal?

Pronto empezamos a desvariar...

habrá que seguir caminando

¿Hacia dónde?

Tu tira pa'l centro.

Carteles, flyers y el vacío,

una huelga que por estos lares no se ha oído,

primera muestra de lo siempre dicho.

Huele más a revolución en este sitio.

Busca el casco viejo

y encuentra un sitio abierto

por los menos las cañas están a un Euro

Chupito de pacharan: dos cincuenta.

A la mierda el presupuesto.

Sigue buscando un reducto,

el Skulls... Musica heavy y no está chapado,

me sobra, no esperes encontrarte un Charro

por dios por fin probé el Kalimotxo,

del bueno, nada de barato.

Y ya había historia para contar,

de la intención de tener un techo de estrellas,

del sin rumbo por las calles caminar.

Se ve que sin querer pusimos cara de pena

y acabamos metidos en otro bar,

con la promesa de una cama en caliente

y el bar, por dios... clandestino... ¡Se podía fumar!

Que en seis horas me hubiese podido enamorar,

si no de la ciudad de su afán de libertad.

Y simplemente para cerrar,

chocalá, tenemos techo, increible de verdad.

Gracias Unai y gracias Kontxi

Ya sabéis donde está Salamanca,

y sabéis que aquí teneis casa.

Joder y todavía es el jueves...

Que me quedan otros tres días,

seguiré lo prometo.

Un saludo compañeros.