Anunciamos (anuncio, más bien y por ahora) la exclusividad en poesía que me apremia. No olviden tener en cuenta la cronología, la edad y los tópicos derivados del principio.
Aunque mi orgullo son las actuales, la evolución también marca.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Maullando entre los tejados I

Creo que ya iba siendo hora
de dedicarle unos versos
a mis perrerías de gato en celo,
maullándole a la Luna,
buscando en los bares su cuerpo,
perdiéndome en el humo de una horda
de personas a las que no conozco.

"Consejero, psicólogo y médico
póngame usted un litro de kalimotxo
que aunque la noche es larga,
el tiempo apremia
y aún no tengo suficiente alcohol en vena
como para felizmente pasarla."

Pobre Coca-Cola,
has perdido el sabor
ya no te reconozco
sin el vino en tu color.
Y gota a gota, vaso a vaso
colega a colega
entre la multitud encontrados,
comienzan las risas
y las miradas, buscando.
Ya lo he dicho antes,
la Luna siempre anda por estos antros

Nunca entenderé como,
ni por qué llegan a significar tanto
pero ¡Ay, los cruces de miradas!
esos ojos entre la niebla encontrados.

Vuelve a empezar la noche
y la Luna esta vez alumbra el cielo,
buscas sus ojos como estrellas,
no hay quien vea entre los fardos
de gente, que como tú hace un rato.
sigue a su Luna buscando.

Y encuentras refugio,
anhelo,
cariño,
sueño...
Sí, quizás esto solo sea un sueño
de una fría noche de invierno
y cuando salgas del bar,
"Buenos días, bienvenido de nuevo
ahí tienes tu cielo sin Luna,
recoge tus ganas de verla del suelo."
Pero aún no has salido
y Luna sigue contigo,
has tenido suerte,
ya no ves sus ojos
¿Que por qué?
Porque has decidido los tuyos, cerrarlos.
Y sientes pasar el tiempo,
que calienta aún más las caricias,
que te hace apurar cada trago,
de la saliva que esta noche te ha curado,
recuerda que mañana se reabre la herida,
por donde mil versos sangran,
contándole a quien quiera leerlas,
las perrerías de la que parecía,
iba a ser una noche fría.

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