Ella dormía tranquila
y respiraba despacio.
y yo no podia dejar de mirarla.
Nacieron brotes dorados
por los huecos de la persiana,
como una pequeña planta
que nace todos los días.
Arrugaste la nariz
y abriste los ojos,
me viste y sonreiste,
y la luz de la mañana
ya no parecía brillar tanto.
Y la noche deseo volver
solo para que volviera a amanecer
y tú volvieras a sonreír.
Y es que brille la Luna,
iluminen las estrellas,
deslumbre el Sol
o las gotas de lluvia
atrapen la escasa luz del cielo,
nada brilla mas que esa sonrisa
siempre y cuando,
brille en tus labios...
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